A las 00:00 horas del 3 de noviembre se inaugura la temporada navideña. ¿Suena exagerado? Díganselo a cualquier oficinista, quien después de desmontar el decorado de Halloween instala el arbolito navideño para escritorio. Esta parafernalia viene acompañada de una “hermosa” tradición: el intercambio de regalos.
¿Por qué lo hacemos si a nadie le gusta? Bueno, es un buen momento para simular un escenario donde todos los empleados de una oficina se llevan bien. Sin embargo, algunas veces suceden situaciones incómodas; que en lugar de generar fraternidad, echan más leña al fuego de la tensión entre colegas.
Si decides “entrar” a alguno, no te quejes de los momentos incómodos y el dinero gastado. A continuación te compartimos algunas razones para odiar (y evitar) los intercambios de regalos.
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¿Cuál ha sido tu peor experiencia en un intercambio de regalos?