La mayoría de nosotros hemos despertado sin ganas de ir a la oficina y pocas ganas de realizar nuestras actividades. Incluso llegamos a ausentarnos sin justificación alguna, pero esto no quiere decir que el trabajo nos disguste o que odiamos lo que hacemos.
En ocasiones, un ambiente laboral pesado puede afectar la productividad y, sobre todo, puede producir la baja autoestima.
Pero, ¿te has preguntado qué es lo que realmente te está afectando? ¿Cómo podrías cambiar ese tipo de sentimientos? Te dejamos 3 tips para enfrentar ese problema y tener un mejor estilo de vida.
1- Nuevos horizontes
Si las actividades que realizas no te agradan en lo absoluto o sientes que no estás haciendo nada de lo que esperabas, la mejor solución será empezar a buscar nuevas oportunidades. Comienza con la búsqueda de un nuevo empleo, pero ahora de una manera más detallada. Pide a la empresa reclutadora información exacta de las funciones del puesto al que te postulaste. ¡No te quedes con la duda!
2- Compañeros de trabajo
Muchas veces podemos sentir que tenemos compañeros algo tóxicos, que están al pendiente de cualquier error para hacerlo público o aprovecharse de ello. Pero recuerda que este tipo de personas, en su interior, tienen baja autoestima. Normalmente utilizan ese tipo de comportamientos para hacerte sentir igual que ellos: inseguros e infelices.
Si este es tu caso, lo mejor que puedes hacer es ignorarlos por completo. No los tomes en serio, de esta manera evitarás caer en su juego.
3- Vida saludable
La alimentación y actividades fuera del trabajo pueden hacer que tu autoestima se eleve. Si eres de las personas que come algo rápido para seguir trabajando o te quedas horas extra en el trabajo, probablemente esté afectando tanto tu salud como tu autoestima. Empieza a analizar si es necesario sacrificar ese tiempo. Crea un plan diario que incluya practicar algún deporte, come a tus horas establecidas y, de preferencia, alimentos saludables que te aporten energía.
La baja autoestima puede producirse por diferentes situaciones. El problema empieza cuando nos centramos en la necesidad de satisfacer a los demás, queremos quedar bien con todos (menos con uno mismo) y dependemos de alguien para saber si somos o no aptos para realizar cualquier acción.
¡Es un sufrimiento que deberíamos evitar!