¿Qué errores evitar en una entrevista de trabajo?

Errores en entrevista de trabajo

Seguramente te has equivocado en alguna entrevista de trabajo. Yo igual y es posible que también el que está al lado de ti, y el de enfrente, y con quien mejor te llevas y hasta tu jefe.

Es común, pero la palabra “error” no nos hace gracia, y menos cuando buscamos trabajo.

Es complicado decir si me ha ido más bien que mal o más mal que bien; al final supongo que bien porque tengo empleo; sin embargo, eso no me libra de saber que algún día tendré que acudir a nuevas entrevistas y buscaré no fallar en lo mismo de las veces pasadas.

¿Fueron errores graves? Imagino que sí porque los reclutadores dijeron que me llamarían y ya no lo hicieron. O tal vez no y simplemente no era yo el perfil que buscaban.

Decídelo tú. Aquí las breves historias:

 

Cuando quería trabajar de lo que sea

Me postulé a un trabajo para el que no tenía la experiencia requerida. Aún así me llamaron y fui a la cita. Seamos sinceros: probablemente tú también lo has hecho. Nunca había trabajado en el área a la que aspiraba, no tenía idea de cómo hacer algunas actividades; pero iba convencido de convencer a los de esa empresa con el famoso “pero aprendo rápido”. Ajá.

No habían pasado ni 5 minutos cuando el gerente del departamento me dijo: “Estamos por abrir posiciones en el área, ¿en qué puesto te gustaría trabajar?”.

Olvidé el nombre de la vacante y me quedé mudo. Luego respondí: (silencio, silencio, silencio) “Pues… de lo que sea”. Empezó a reírse y dijo: “¡Cómo crees!”.

Adiós contratación.

 

Cuando el “sabelotodo” no fue contratado

Acudí a una editorial que publicaba revistas de Manufactura. Antes de platicar con el dueño (?) me dieron tres ejemplares y los (h)ojeé. Vi que tenían “áreas de oportunidad” en la ortografía y redacción y cuando pasé a la entrevista y me preguntó lo que pensaba de sus materiales saqué el pergamino de “sugerencias”.

Ahí entendí que importa decir las cosas pero también importa el cómo las dices.

Resultado: sin trabajo por unos meses más.

 

Los nervios

Me costó mucho entender que los reclutadores son de carne y hueso.

Explico: cuando llegas a las entrevistas sientes que debes impresionar al de Recursos Humanos, decir las frases más rimbombantes –hasta la palabra lo es– y responder con éxito el más quirúrjico de los interrogatorios.

Después te das cuenta de que no es –o no debería ser– así. Se trata de una plática y estoy (casi) seguro de que ellos también agradecerán que los diálogos fluyan. (Ok, no todos, pero sí varios.)

 

 

Mis impuntualidades

He llegado tarde a las entrevistas. He llegado corriendo. He llegado sudando. He llegado de malas. He llegado estresado. He llegado ofreciendo disculpas por la demora. He llegado argumentando que el tráfico estaba horrible.

Y en todas me dijeron “no te preocupes”, y después de todas esas impuntualidades no fui contratado.

Tip: cuando te llamen los reclutadores para citarte, siempre pide un teléfono para comunicarte en caso de cualquier emergencia. Si ya vas tarde el día de la entrevista, avisa. Lo ven bien.

 

Mis malas negociaciones

No todas las vacantes muestran el salario o el logotipo de su empresa (sí, las ofertas confidenciales no nos caen bien a muchos, pero los datos están corroborados por OCCMundial).

Cuando el anuncio de empleo tiene el salario ofrecido es casi obvio que estás de acuerdo con él y por eso envías tu CV. Así que cuando el reclutador pregunta “¿Cuál es el sueldo que deseas?” tú puedes responder “El que estaba publicado en la vacante”.

Pero cuando ese dato importante –muy importante– no está a la vista, es obligación tuya investigar cuánto ofrecen otras compañías por la misma posición.

Tip 1: puedes hacerlo en OCCMundial tecleando el nombre del puesto.

Creo que está de más decir por qué: en ocasiones me creí buen candidato pidiendo salarios que creía “adecuados” y aunque me quedé con los trabajos, después me enteraba de que podía ganar más. Oh, triste realidad.

Y tú, ¿cuáles han sido tus peores errores de entrevista? Cuéntanos…