Momentos que indican que ya no eres tan joven

joven

No saliste de fiesta el viernes por la noche porque te sentiste súper cansada, preferiste no desvelarte y así poder despertar temprano el sábado para aprovechar y ordenar tu casa; hacer todo lo que no te dio tiempo en la semana debido a tus horarios de trabajo.  ¿Te suenan familiares estos momentos? Quizá ya no eres tan joven.

Te das cuenta de que antes esperabas con ansias tu fin de semana y disfrutabas el planear irte de antro, fiesta o cualquiera que fuera la reunión. Te das cuenta de que sin empacho alguno, tu fin de semana comenzaba cuando alguien en la oficina decía: “¿De aquí a dónde… al cabo que ya es juevebes?”.

Te das cuenta de que ahora prefieres una pequeña reunión en casa con tus amigas o que si sales, prefieres que sea a algún lugar más tranquilo, sin tanto ruido o gente.

Si esto te sucede cada vez con más frecuencia, no pienses que te has convertido en alguien antisocial ni mucho menos. Simplemente piensa que conforme pasan los años muchos hábitos y rutinas de nuestro pasado van cambiando.

Quizá lo que antes te parecía superaburrido y evitabas a toda costa, es hoy lo que te parece la actividad más esperada, esa actividad que disfrutas como nunca y como nada.

Momentos que indican que ya no eres tan joven

Y qué tal cuando llega el momento en que te llaman “señora” (sin importar si estás o no casada, pues tu situación civil ni el matrimonio tendrían que ser indicadores de ese calificativo) y sientes como si te hubieran dado un gran golpe en la cara. O qué tal cuando le preguntas a un adolescente a qué edad considera que una persona ya no es joven y sin pensarlo más de 5 segundos, te dice que a los 35-40.

Éstas y muchas tantas situaciones nos recuerdan todos los días que vamos cambiando nuestros ciclos y que ya no somos tan jóvenes como antes.

Momentos que indican que ya no eres tan joven

Cuando tu sueldo lo dedicas para comprar la despensa de la semana o los servicios de cajón en tu hogar, en lugar de gastar ese dinero en bares; o cuando despiertas los domingos a las 8 de la mañana ¡sin despertador! y con ganas de desayunar viendo las noticias con una taza de café; o cuando escuchas la música de hace 20 o 30 años porque en realidad no conoces tan bien el repertorio de los nuevos artistas; o cuando empiezas a decir más frases como: “en mis tiempos”.

Es entonces cuando te das cuenta que has evolucionado y que ya no te mueve exactamente lo mismo que antes, cuando eras más joven.

Pero nada de esto es tan terrible, ni mucho menos algo de lo que tengas que preocuparte. Al contrario, todo esto no es una “falta de juventud”, pues el ser y mantenerte joven no tiene nada que ver con la edad ni con una “fecha de caducidad”, sino con la actitud que tengamos ante la vida y lo que vamos aprendiendo de ella.

Momentos que indican que ya no eres tan joven

Si bien es cierto que con el paso del tiempo nuestro cuerpo y funciones y/o capacidades físicas cambian y en muchas ocasiones dejan de ser nuestros mejores aliados, es justo el paso del tiempo, el que nos puede ayudar a fortalecer nuestra mente y actitud hacia nuestra nueva realidad en cada etapa de nuestra vida.

El lograr entender que cada día que pasa adquirimos más y más experiencia en diversos campos nos permitirá disfrutar más de todo lo que vamos siendo conforme maduramos en el tiempo.

Conforme vamos creciendo, nos vamos dando cuenta de que no somos inmortales y valoramos mejor y más profundamente las relaciones que vamos construyendo a lo largo de nuestra vida.

La juventud no se escapa a ningún lado, al contrario, la juventud está y estará presente contigo el tiempo que tú lo decidas. El hecho de acumular años tiene grandes ventajas, ¿por qué no mejor cambias el miedo a envejecer por la dicha de ir acumulando más experiencia y madurez en tu vida?

Tú tienes el poder de convertirte en lo que tú elijas cada día de tu vida, así que ¿qué esperas para disfrutar de todos tus cambios y ciclos? ¿qué esperas para modificar algunos hábitos y rutinas, basándote en la nueva persona que vas siendo cada día?

Despreocúpate de las crisis de los 40 o 50 o 60 y vive con toda plenitud cada minuto. Sácale provecho y disfruta cada etapa, que será tan maravillosa o no, como tú lo decidas, desde dentro de ti.

Por: Denise Kusher