Suma productividad y resta procrastinación en las horas de trabajo de tu empresa. ¡Fomenta la gestión efectiva del tiempo!
¿Cuál es la diferencia entre trabajar duro o trabajar de manera inteligente?
En el mundo laboral de los últimos años se ha consolidado la idea de una sociedad hiperproductiva: gente ocupada al máximo, con listas de pendientes interminables, llamadas, correos, tareas… siempre cumpliendo y siempre trabajando duro en camino de su “éxito profesional”.
Sin embargo, es sabido que este ritmo de vida también aqueja la salud de las personas: en México 3 de cada 4 empleados sufre de estrés y agotamiento excesivo por sus ocupaciones diarias.
Surge entonces una paradoja: ¿es posible ser productivo en el trabajo, siendo eficaz y responsable en todas las tareas, sin alterarse física ni mentalmente?
¡Claro que es posible! La gestión de tiempo efectiva está relacionada con dos palabras clave: productividad y procrastinación. Sabiendo esto pueden fomentarse hábitos en las empresas para llevar un estilo de trabajo sano –que no orille a los colaboradores a ser workaholics– y altamente rentable.
6 recursos para trabajar de forma inteligente (y no difícil)
Lista de pendientes ¡y recompensas!
Está bien saber cuáles son las prioridades del día, de la semana o incluso de todo el mes; pero no debe significar que la lista de pendientes añada estrés y sufrimiento a la jornada de cada persona. Es aconsejable que los empleados anoten las recompensas que tendrán por cumplir con todo su trabajo. No es necesario que sea algo impresionante, sólo que sí debe ser significativo para que recuerde constantemente el motivo de su esfuerzo diario.
Delimitar tiempos
Es fundamental: si se destina un tiempo específico para cada tarea nos obligamos a concentrarnos y enfocarnos mejor en eso que estamos haciendo. No hay truco ni trampa, sólo se trata de saber cuántos minutos u horas queremos ocupar en algo, y si no se logra cumplir, entonces administrar mejor nuestras otras labores. Al principio parecerá complicado, pero el hábito se va creando y poco a poco comienzan los resultados positivos.
Menos juntas de trabajo
Es sabido que las reuniones en la oficina son favorables cuando se tiene un objetivo claro y los asistentes lo cumplen. Empero, la mayoría de las personas pueden invertir hasta 16 horas a la semana en esta actividad y tener la sensación de que han perdido una cantidad valiosísima de tiempo para otras funciones. Para muchos no es agradable y, por supuesto, nada productivo. Por lo cual, aquí tienes 16 recomendaciones para llevarlas a cabo de manera fructífera.
Reflexionar antes de cada tarea
Si después de terminar un trabajo comenzamos inmediatamente otro, no le damos un respiro al cerebro para pensar y apreciar qué estamos haciendo y con qué finalidad.
Así, pues, se recomienda que las personas tomen unos minutos de descanso entre una actividad y otra, que caminen un poco, hagan una pequeña pausa, realicen un ejercicio mental y después vuelvan a la carga con sus tareas. Sirve muchísimo para mantener el ánimo y la imaginación a tope.
Una actividad a la vez
Va de la mano con dos cosas más: olvidarse de los perfeccionismos –que pocas veces se logran y en realidad sólo consumen tiempo– y aprender a depurar los excesos. Cuando la gente sabe qué es lo importante por hacer o entregar de un pendiente y se centra en ello sin las distracciones de otros quehaceres, la productividad surge, el tiempo colabora y se logran las metas.
Menos cosas pero con más valor
Suena arriesgado, “¡¿cómo haré menos cosas si todas son esenciales en mi trabajo?!”. Es una manera distinta de atender el punto anterior y saber que no todo debe hacerse a una velocidad ultraveloz. El mensaje es claro: darle el tiempo, la atención y dedicación adecuada a las actividades con más valor y no gastar energías de más en las cosas con poca trascendencia. “¡Pero es que todo es importante!”. Sí, pero siempre hay algo que lo es más y algo que es menos. Apoya a tus colaboradores para que confíen en su criterio y organización y le den el peso debido a cada tarea.