Enfoque HH: Metas y sueños… ¿valen la pena? (parte 2)

En la primera parte comentamos las características de las metas y los sueños, así como los tipos de soñadores. En esta ocasión quiero compartirte las razones por las que uno, poco a poco, va siendo consumido por el día a día y termina gris, avanzando cual zombie ante la rutina.

4 razones para no tener metas

 1. El miedo

Las personas no quieren equivocarse, por eso no establecen sus metas. Tal vez te sientas más seguro si no te comprometes o si no piensas en “el futuro” y lo que deseas conseguir, pero piensa que estás aquí para cumplir con un propósito. Quien ha derrotado las dudas y el miedo, ha triunfado sobre el fracaso. Dicen que… “detrás del miedo, está la recompensa”.

 2. Una pobre autoimagen

Hay quien no puede imaginarse alcanzando las cosas que internamente desea porque se cree incapaz de lograrlo. Tu autoimagen tiene una influencia directa sobre la ropa que usas, tu cónyuge, tu profesión, los hábitos que adquieres, tu conducta moral y las metas que pretendes alcanzar.

 3. No saber los beneficios que te aportan las metas bien definidas

O bien, la incapacidad de imaginar lo que te espera al hacer lo que sea necesario para conseguir aquello que tanto anhela tu corazón.

 4. Falta de conocimiento de cómo desarrollar un programa de metas

Existen metodologías sumamente simples (que no así fáciles de llevar) para poder aterrizar los “sueños guajiros” en metas terrenales y alcanzables, así como definir el plan de acción a seguir para llegar a ellas.

Cómo lograr tus sueños

  • Comprométete a alcanzar tus sueños.
  • Autocontrol para llevar a cabo lo que hay que hacer. Pon en evidencia tu disciplina.
  • Escribe tus metas, será más fácil que las cumplas. Ten una visión clara del resultado que deseas.
  • Escríbelas en tiempo Kairós (aquí y ahora), como si ya las hubieras conseguido.
  • Utiliza a lo que llamamos “lenguaje genio”, recuerda que “lo que enfocas, atraes” y “a lo que te resistes, persiste”. Siempre diseña tus metas para conseguir lo que sí quieres y no lo que quieres evitar.
  • Ponle fecha. Esto hará que tu plan de acciones sea sumamente concreto.
  • Divide tus metas en pequeñas partes, y festeja cada uno de los pasos que alcances. “un elefante se come “a mordidas”.
  • Aclara a qué estás dispuesto a renunciar para lograr tus objetivos.
  • Invierte el 1% de tu día en repasar los pasos a seguir así como la meta.
  • Aprende cómo lidiar con la decepción. En la vida no importa tanto lo que suceda, sino cómo reaccionas.

Recuerda que el éxito es la suma de pequeños esfuerzos que se repiten día tras día. Tú eres el que va a hacer que todo tenga sentido, eres el pilar más importante, mantén una actitud positiva, haz uso de todas tus fortalezas, prepárate, investiga, genera los resultados que deseas y sobre todo convierte tus sueños en realidad.

Piensa, reflexiona y actúa