El reclutador te discriminó por ¿guapo?

Según un estudio publicado por la American Psychological Association, las personas atractivas sufren discriminación en los procesos de selección de vacantes de bajo perfil o menos deseados; es decir, a los que se postulan el grueso de la población.

El experimento consistió en mostrar a 750 voluntarios (estudiantes y académicos) los perfiles de dos candidatos. Los resultados revelaron que la mayoría del talento de Recursos Humanos daría el puesto de menor rango (mesero, cargador o administrativo) al postulante menos atractivo y el cargo de mayor jerarquía (gerente, directivo o CEO) al solicitante más “guapo”.

¿Qué hay de nuevo? La investigación no es sólo la confirmación de clichés y estereotipos. De acuerdo a Margaret Lee, coordinadora del proyecto, estudios previos afirman que los postulantes atractivos tienen mayor posibilidad de conseguir cualquier puesto sin importar el grado jerárquico de la vacante. La publicación contradice esa creencia.

Según Lee, los reclutadores perciben que un candidato “apuesto” estaría más inconforme e incómodo con un trabajo inferior, en comparación con los “no atractivos”. Al parecer, la “belleza” es un indicador de la aspiración a empleos de alto nivel. El artículo lo llama “derecho a buenos resultados”, un free pass premium por ser bell@.

El estudio también reafirma la actual condición de los climas organizacionales en las empresas. Los estándares de belleza determinan (en la mayoría de los casos) el escalafón corporativo. ¿Qué motiva a estas decisiones de selección? y ¿por qué los CEOs tienen que ser atractivos? Quizás, todo se reduce a lo que no deben ser.

¿A qué se refieren con “atractivo”?

La belleza es un concepto muy versátil. Hoy el patrón puede ser la delgadez, mañana el sobrepeso. Sin embargo, todo conserva una constante: la referencia del blanco occidental. La mayoría de estos estudios se limitan a la percepción sensorial y aspectos biológicos, descuidando los temas sociales.

El objetivo del artículo no es la belleza física, sino al descarte por ciertas características. En un país mestizo y desigual como México, la “belleza” se constituye de factores más complejos  que un rostro simétrico.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 55% de la población reconoce haber discriminado alguna vez por el color de piel. Evidentemente, los estándares de belleza involucran el estatus racial, económico, por edad y género.

De acuerdo a la investigación, los reclutadores se encargan (consciente e inconscientemente) de mantener las “castas” laborales. Al reproducir estereotipos, un hombre blanco joven con cuidado personal es el perfil de un CEO y una mujer morena mayor de 50 años será la encargada de intendencia.

El presente estudio intenta evidenciar esos sesgos, ignorados en las universidades. Un reclutador que toma decisiones a partir de cánones personales puede perjudicar la conformación de equipos de trabajo.  

¿Alguna vez la “belleza” te ha afectado en un proceso de selección?