Por más extrovertido que seas, por más gente con la que te lleves bien y por más años y anécdotas que hayas vivido en el mundo laboral, la primera vez que te toca ser jefe te pones nervioso.
Es normal y hasta es un poco más difícil para las personas introvertidas, sobre todo si en el lugar en el que convives tienen la idea de que debes ser autoritario y enérgico para que las cosas sucedan.
Es un desafío, pero también es una recompensa a tu esfuerzo, así que debes aprovechar la oportunidad. Y eso es lo que te ayudaremos a hacer.
#1 Conoce a tu equipo
Después del nombre y el “mucho gusto”, ¿qué más puedes platicar con las personas con las que trabajarás? En realidad, un sinfín de cosas. Sin embargo, puede ser muy complicado si intentas reunir a todos en una sala de juntas o en tu oficina y quieres ponerte al día de las actividades y el estilo de trabajo.
Será mucha información y tal vez te explote la cabeza. Para hacerlo más fluido y natural, conversa con cada uno por separado. Tómalo con seriedad: agenda una reunión y dales tiempo para que preparen algún archivo –si es que fuera necesario.
Platica –sobre el tiempo que llevan en la organización, las tareas que realizan y sus planes de carrera–, pero sobre todo escucha con auténtica atención. Te conviene a ti más que a ellos, y al final podrás establecer metas.
#2 Prepárate para los momentos difíciles
No todo será miel sobre hojuelas. Habrá momentos en los que tendrás que hablar de forma ruda con algunos colaboradores, o simplemente habrá situaciones en las que los resultados no se den cómo esperabas.
Para esos tiempos de crisis necesitarás más que muchas ganas de sacar las cosas adelante. Así que los consejos de esta infografía te servirán.
#3 Trabaja en tu autoridad
La gente duda de los líderes que dudan. Está bien ser amable y sencillo, pero cuando se trata de proeyectos, objetivos, metas y motivación, el carácter lo es todo.
Esto requiere tiempo, sobre todo si no eres alguien extrovertido. Pero los grandes logros empiezan con un primer paso, que es ganar la confianza de tus subalternos, y eso ya lo hiciste en el consejo #1.
Lo que sigue serán las preguntas y respuestas. Si pones nuevas reglas del juego, deberás explicar con seguridad por qué las pusiste; si asignas nuevas metas (más altas), deberás saber con seguridad cómo podrán lograrse.
Comenzarán los cuestionamientos y con tus respuestas comenzarás a trabajar en tu autoridad.
#4 Despídete de tu zona de confort
¿A quién le emociona la idea de buscar todos los días la forma de ganarse la voluntad de las personas? Tal vez a nadie. Sin embargo, vale la pena. Nunca se está preparado al 100% para tomar estas responsabilidades, pero con el paso del tiempo se vuelven más fáciles.
Entre más conozcas a tu equipo, más colabores con ellos y más se sientan cómodos con el trabajo que realizan, las cosas fluirán. Y cuando los resultados se logren, ¡te sentirás orgulloso!
(Sólo no olvides siempre de los siempres continuar motivándolos.)
