¿Cómo influye tu estado de ánimo al aprender algo nuevo?

Hablar del estado de ánimo es todo un rollo. Cuando estamos de buenas comprendemos mejor. No es un mito, creencia popular ni mensaje de libro de autoayuda: está respaldado por la ciencia.

Dice el refrán mexicano que “si cada día no sabes hacerte un poco mejor, poco vales”. Suena extremista, pero pensándolo bien es posible aprender algo nuevo a diario –para presentar un examen, para integrarte a un nuevo puesto, para platicar o para desconocer menos.

El asunto es que pocas veces nos preguntamos ¿cómo nos sentimos? antes de acercarnos a un conocimiento y eso influye en nuestra manera de procesar la información.

De acuerdo con el estudio Better Mood and Better Performance: Learning Rule-Described Categories Is Enhanced by Positive Mood, publicado en la revista Psychological Science, un estado de ánimo positivo ofrece una mejor capacidad para aprender las cosas que requieren flexibilidad de pensamiento y creatividad.

Esto no significa que estando serio o molesto no comprenderás; sin embargo, es posible que te cueste más trabajo.

“La ansiedad –o preocupación– impide explorar soluciones y patrones de pensamiento reales para plantear respuestas. Muchas veces (la ansiedad) debilita llevando a la inacción, a simplemente no saber por dónde empezar”, menciona la profesora de Harvard Alison Wood Brooks.

La recomendación, entonces, es que tu mente esté lo más animada y receptiva posible antes de estudiar. Y para ello, la música o un video agradable son buenas opciones. Aquí te proponemos algunas:

Música para sentirte “en las nubes”

Música para darle los buenos días al mundo

Música “¡Feliz día feliz!”

10 frases motivadoras para nunca dejar de aprender

4 formas de aprender eficazmente

Asimilar rápidamente un tema no es lo único importante. Retener información clave, transmitirla con claridad y aplicarla en distintas situaciones es igual de significativo. Te compartimos cuatro maneras de aprovechar mejor los conocimientos que vas adquiriendo:

Estudios cortos pero continuos

Cualquier aprendizaje complejo se puede lograr con pequeños logros diarios. Por ejemplo: ¿crees que un extranjero conseguiría comunicarse en español aprendiendo una palabra diaria durante ocho meses? Sí, es posible. Se calcula que una persona no utiliza más de mil palabras en sus conversaciones y a los jóvenes les basta con 240 para expresarse en cualquier situación.

Enseñar lo que has aprendido a otra persona

Al tratar de explicar lo que sabes, adaptas la información a tu propio lenguaje y manera de entenderlo. Así, las ideas se reescriben en tu memoria con un estilo personalizado.

Entender cómo se aprende mejor

Todos tenemos 9 tipos de inteligencia, pero cada quien entiende de un modo en particular. Descubriendo cuál es esa forma y qué técnicas de estudio (tradicionales o modernas) nos favorecen, podemos emplear menos tiempo y energías y obtener buenos resultados.

Buscar respuestas en vez de memorizar

Por supuesto que no somos una grabadora de datos. En ocasiones, olvidamos ciertos detalles de cosas que ya habíamos aprendido y luchamos por recordarlos cuando más se necesitan. Para que esto no ocurra, aprovecha tu curiosidad y enlista todas las dudas que tengas respecto un tema o contenido. Después investiga para aclararlas. Será más efectivo que leer y leer y memorizar.

Seguramente existe algo que quieres aprender, ¿qué es, por qué no lo has aprendido aún? Encuentra aquí tu siguiente paso profesional:

Ver qué opciones tienen para mí

Es un gran momento para iniciar los estudios que te apasionan. Aprovecha las ventajas de tener un buen estado de ánimo.