La importancia del proceso al emprender

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Emprender un negocio es como navegar en el mar: si dejas de remar, dejas de moverte.

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Ilustración: Joz

Si estás en vías de emprender un nuevo proyecto, o dicho proyecto ya está funcionando, estoy seguro que tu empresa funciona alrededor de ti. Ya sea en relación a una idea que tuviste, a una forma diferente de hacer las cosas, o a un producto que se te ocurrió. La idea existe, ya la estás ejecutando y el cliente la está consumiendo. ¡Éxito! Lo has logrado. ¿Ahora qué sigue?

Emprender un negocio es como navegar en el mar. Un negocio pequeño es como un bote de remos: si dejas de remar, el bote deja de moverse. Por lo tanto, la nueva empresa que acabas de crear se fundamenta en lo que tú sabes y tu visión del negocio, así como de tu capacidad creativa. Así también, depende de tus brazos, tus hombros y tu mente para seguir andando. La pregunta primordial es: si por alguna razón dejas a la deriva el proyecto que has emprendido, ya sea porque te enfermes o te vayas de vacaciones, digamos, 3 semanas… ¿seguiría avanzando hacia el mismo camino?

Emprendimiento inteligente: que tu empresa se maneje sola

Las empresas que trascienden han entendido que no todo es una buena idea, dinero para ejecutarla y clientes que paguen por ella.  Emprender no es solo aventar el bote y comenzar a remar… Se necesitan sistemas para que el barco sea lo más independiente posible de ti, y pueda navegar en automático para que tú te dediques exclusivamente a dirigir el timón. Para lograr que tu empresa u organización trabaje a tu favor y trascienda de la excelente idea que tuviste se necesita documentar el proceso.

No importa que no seas una industria de manufactura de dos mil empleados. No importa que no hayas tomado capacitaciones costosas sobre filosofía Kaizen o Six Sigma. Documentar el proceso es ver en físico lo que has creado o estás por crear, identificar aquellos puntos en los que puedes mejorar para minimizar costos y sobre todo, poder recrear tu propia fórmula. Empresas gigantescas como Starbucks o Walmart no crecen sobre su primer caso de éxito, ni tienen una macrotienda aferrada a al genio que se le ocurrió una idea sobre cambiar el negocio. Las empresas trascendentes documentan su idea para recrearla en todo el mundo, al punto de tener una cobertura más amplia y cualquier cliente que utilice sus servicios tenga prácticamente la misma experiencia al consumirlos.

Amplía tu perspectiva

Enfocarte en el proceso con el que haces las cosas en tu nueva empresa es clave para poder analizar mejor las alternativas de mejora en tu proyecto. Cualquier empresa es perfectible, y para lograrlo es importante ver el plano de lo que haces, cómo lo haces, qué recursos utilizas para hacerlo y qué piensa el cliente del producto que generaste. De esta manera puedes desarrollar un “manual de usuario” de tu nueva empresa para que las pueda hacer alguien más, se pueda incrementar la cantidad de personas que lo hacen y lo más importante: no dependas de personas para que la operación se lleve a cabo (ni siquiera de ti).

Conocer tus procesos te puede salvar del fracaso

Otra gran ventaja de conocer el proceso es que puedes planificar los recursos que vas a utilizar para desarrollar el producto o servicio que ofreces. No hay nada peor para el emprendedor que especular; ello te puede generar problemas en la producción de tu producto, en las expectativas ofrecidas a tu cliente o en el costo ofrecido de tu producto. No es poco común encontrarse en el camino del emprendimiento con empresas que no pueden satisfacer a un cliente que les solicita una cantidad enorme de productos en el tiempo requerido porque ni siquiera saben cuánto tiempo les toma fabricar su producto. Empresas nacientes que venden un servicio con algún descuento y terminan el mes con pérdidas. El proceso, más que las ventas o el conocimiento del mercado, te puede salvar de condenar tu proyecto en crecimiento con una mala decisión basada en la especulación.

Como emprendedor, te invito a que además de trabajar en tu nueva idea y quebrarte la cabeza planeando como convertir esa idea en realidad rentable, conviertas esa planeación en papel. No lo dejes solo en la cabeza, plasma la forma en que haces las cosas en algo entendible y transferible a tu creciente equipo de trabajo. Convierte tu bote de remos en un buque automatizado que trabaje para ti, y en un momento dado solo te dediques a dirigir el timón de tu compañía.