NUNCA digas estas 6 frases a una mujer trabajadora

mujer trabajadora

¿Qué imagen viene a tu mente cuando lees “mujer trabajadora”? ¿tu madre? ¿tu novia? ¿tu colega? ¿tu jefa? ¿tú? En un país donde sólo el 36.6% de los trabajos formales son ocupados por mujeres (según datos del IMSS), el lenguaje es una de las manifestaciones de la comunicación más influenciada por este problema, principalmente cuando las mujeres representan una minoría en los ambientes laborales.

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Según Noam Chomsky, instituciones de poder han construido creencias y actitudes para controlar a sectores de la población. Posterior a la “universalización” del voto femenino (en México fue hasta 1953), en el intento por consolidar a las mujeres como consumidoras, se asentaron las bases de un lenguaje que sobrevive hasta nuestros días.

El feminismo contemporáneo intenta identificar todas estas actitudes en sectores específicos, como el ambiente laboral. A continuación, algunas frases que jamás debes decir a una mujer (y que seguramente no te dirá nada por mantener la armonía organizacional o su empleo). También las explicamos, por si cabe alguna duda de porque debe existir abstención a decirlas:

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El mansplaining fue una contribución de la autora Rebecca Solnit y prácticamente resume la intención de un hombre por explicar un argumento expuesto por una mujer.

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La histeria es uno de los mitos machistas que aún persisten en muchas sociedades. El cine español de los 90 (Bigas Luna o Almodóvar) es un ejemplo de cómo la cultura contribuyó a fortalecer estereotipos.

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Aka las mujeres pueden hacer muchas cosas a la vez. Esta idea es una reafirmación masculina del rol hogareño, que se asimila como propio de las mujeres. La particularización de características ya representa una discriminación, que se puede manifestar en distintas magnitudes.

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Frase nacida desde lo más recóndito de la publicidad. Detrás de esta frase se esconde una marginalización de lo femenino. Es como decir: “tienes tanta fuerza que pareces hombre”. Otras frases como “parece hombre”, establecen una igualdad donde las características feminizantes tienen menor valor frente a las masculinizantes: por ejemplo, es aceptado que una mujer use pantalón, pero no que un hombre use falda. Ese es uno de los argumentos de que la raíz de la homofobia es la marginalización de las mujeres.

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Uno de los motores de la violencia contra las mujeres. Este tipo de frases es una mala práctica en los departamentos de Recursos Humanos, cuando un caso de acoso sexual se presenta en la organización. Movimientos como el Me Too o Time’s Up han logrado concientizar a la sociedad sobre las repercusiones de cuestionar a una víctima.

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Por su buen desempeño y nada más. Es la versión más soft de una serie de frases que inconscientemente desacreditan las capacidades laborales de las mujeres. Los estereotipos del melodrama (tipo Working Girl) sobreviven hasta la fecha, especialmente en oficinas.

Aunque la mayoría de estos mensajes ya son reconocidos como misóginos por un amplio sector social, aún el camino contra la violencia de género es muy largo.

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¿Qué otras frases has escuchado en tu trabajo y qué haces al respecto?