10 hábitos de un mal líder. ¡Ten cuidado, no los cometas!

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No todos ‘nacemos’ con las cualidades necesarias para dirigir a un equipo de trabajo. En general, el liderazgo es una competencia que se aprende y que debe ejercitarse. Lee estos consejos para que evites ser un mal líder. 

Si estás teniendo dificultades para que el trabajo en tu área se realice y el personal a tu cargo no está dando su máximo, analiza si son tus propios hábitos los que frenan su potencial.

Estos son diez puntos que señala el blog The Fast Track, de la compañía de software Intuit QuickBase como enemigos de la productividad de tus empleados:

10 cosas que debes evitar para no ser un mal líder

1. Eres un cuello de botella

Insistir en aprobar cada detalle de un proyecto, a pesar de contar con colaboradores experimentados, puede reducir su productividad.

En ocasiones es indispensable que des el visto bueno, pero si tu subordinado ha esperado respuesta durante semanas y tú no has tenido tiempo, estás obstaculizando su trabajo.

 

2. Realmente no delegas responsabilidades

A menudo los jefes utilizan a su personal como sus ‘ayudantes’ para realizar determinadas actividades, sin darles nunca la responsabilidad completa.

Esto los hace sentir que simplemente ejecutan tareas específicas, pero no pueden asumir proyectos, limitando así su iniciativa, creatividad y toma de decisiones.

 

3. No expresas claramente tus expectativas

Todo buen líder debe tener como objetivo principal comunicar qué se espera del departamento a lo largo del año, así como las metas individuales.

 

4. No brindas retroalimentación útil

Si quieres que tus empleados den su máximo, es necesario que les des retroalimentación oportuna sobre lo que están haciendo bien y las áreas que deben mejorar.

 

5. Impides que tus empleados se concentren

Si estás acostumbrado a interrumpir de manera constante las actividades de tus empleados, su productividad puede verse afectada.

Todos necesitamos un tiempo sin interrupciones para concentrarnos.

6. No preguntas a tu gente qué necesita

Parece obvio pensar que si tus empleados no cuentan con las herramientas necesarias para realizar su trabajo se acercarán a decírtelo, pero no siempre es así.

Preguntar muestra interés y disposición para atender sus necesidades.

 

7. No le permites a la gente trabajar desde casa

Todos en algún momento tenemos la necesidad de atender asuntos personales y ausentarnos de la oficina.

Si no ofreces flexibilidad para atender un imprevisto y trabajar desde casa, no te sorprendas de una falta inesperada o una excusa.

 

8. Impides que la gente tome el día cuando está enferma

En muchas empresas la política es no justificar una falta a menos que la persona acuda al médico. A menudo un resfriado requiere simplemente un descanso.

Ser sensible a un empleado enfermo es más inteligente que demandar su asistencia. En primer lugar, no rinde al máximo, y además se convierte en una fuente de contagio para los demás.

 

9. Pasas por alto la capacitación

La economía actual empuja a las empresas a adoptar la política de ‘hacer más con menos’, sin embargo, cuando no se invierte en capacitación la empresa pierde.

 

10. Creas un clima de miedo y ansiedad

Propiciar un ambiente estresante y de alto control puede mantener a las personas a raya, pero poca gente talentosa se quedará a trabajar contigo en esas condiciones.


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