La evolución de las empresas tiene etapas identificables y retos distintos en cada una de ellas.
Las fronteras de esas etapas, sin embargo, no siempre son visibles para el individuo que tiene a su cargo la definición de la estrategia y/o la conducción de la ejecución.
Para bien y para mal, las empresas se acostumbran rápido a operar de manera inercial. Van acumulando los clientes que pueden, con los proveedores que se van topando, operando con el personal que se les presenta en el camino, nutridos con los asesores que van conociendo y financiados por el banco de la esquina o aquél que les autorizó el financiamiento que en un punto específico del tiempo necesitaron.
“Nada en internet tiene sentido si no vas creando y trabajando una bases de datos (de calidad)” Armando Patiño @armapatino en #Amprofec15.
— Mauricio E Candiani (@MCandianiGalaz) agosto 27, 2015
Cualquiera que sea el punto de partida, si la pretensión es colocar a la empresa en un camino acelerado de crecimiento, se vuelve indispensable evaluar todas las relaciones clave que la rodean y que la hacen funcionar de determinada forma. Aquí algunas preguntas para la reflexión y el diagnóstico:
1) Sabiendo lo que sabes hoy de tu personal clave, ¿lo volverías a contratar? En caso afirmativo, ¿sería con las mismas condiciones y las mismas expectativas?
2) ¿Retendrías todos tus clientes o evitarías comprometerte con algunos por distintas razones?
3) Si pudieras cambiar de banco en dos minutos, ¿seguirías trabajando con tu actual institución financiera?
4) ¿Retendrías a todos tus proveedores actuales?
5) Finalmente, ¿seguirías apoyándote con los mismos asesores que has utilizado?
Y es que lo que fue adecuado para un tamaño, puede no serlo para otro y, más aún, puede convertirse en un lastre o restricción. Lo que funcionó bien en una escala pequeña, puede hacer crisis en una escala mayor. Lo que agregó valor por su personalización en una primera etapa, puede alentar todos los procesos en una etapa posterior.
Es más, los errores que poco importaban en una etapa micro, se vuelven determinantes en una operación de mayor repercusión y complejidad.
El qué y el cómo se deben pensar y escribir de forma clara para todos los involucrados y el con quién deben estar en revisión explícita permanente cuando se detona la ejecución de un plan de crecimiento.
De forma asertiva, deberá salir quien se requiera que salga y entrar quien deba hacerlo hasta construir la nueva realidad, porque con independencia de qué nuevo tamaño se quiera materializar y en qué mercado se participe, como señala Verne Harnish en su recomendable libro Scaling Up: How a Few Companies Make It… and Why the Rest Don´t, para crecer sostenidamente hay que tener a “la gente correcta, haciendo correctamente las cosas correctas”.