¡NO uses corbata! Médicos y especialistas lo recomiendan

La corbata es un elemento clave en el outfit laboral. No obstante, el surgimiento de startups y culturas organizacionales más flexibles han modificado el dress cut del empleado promedio. Esto crea nuevas tendencias: desde el casual bussiness para entrevistas laborales hasta la prohibición del uso de corbatas en grandes corporativos (para “rejuvenecer” la imagen institucional).

El debate sobre la muerte de las corbatas como distintivo profesional está presente a la hora de analizar los códigos de vestimenta de “celebridades” empresariales como el “uniforme mediático” de Steve Jobs o Mark Zuckerberg. ¿Cuál es la importancia de portar o no corbata? La razón es porque aquel trozo de tela está cargado de significados en la cultura occidental.

Desde “elemento fálico” hasta “control social”, los mitos sobre este accesorio prevalecen. La corbata nació en Francia durante el siglo XVII y era un cintillo que los mercenarios croatas usaban para atar la parte superior de sus chaquetas. El rey Luis XIII lo adoptó como accesorio obligatorio para las reuniones reales.

A inicios del siglo XX, los nudos “four in hand” y el Windsor se convirtieron en el estándar masculino. Es hasta el final de la Segunda Guerra Mundial que la prenda se diversificó en cortes y diseños.

Durante esos siglos, ¿qué convirtió a la corbata en un signo de status profesional? Fue una suma de factores: el origen como moda funcional, su estandarización en la etiqueta masculina y la adaptación al nuevo orden social y económico durante la posguerra.

Lo indudable, es que la corbata forma parte del lenguaje no verbal de mujeres y hombres. Según Quartz, tras la recesión estadounidense de 2008, Mark Zuckerberg decidió usar corbata por todo un año. La causa fue mostrar “seriedad y compromiso empresarial” a los inversores (quienes en tiempos de crisis confían menos que nunca en “CEOS con camisetas”).

En 2018, durante la comparecencia ante el Congreso estadounidense, Zuckerberg volvió a emplear “la corbata”como herramienta de imagen pública; esta vez para dar “legalidad” a la compañía tras el escándalo de Cambridge Analytica.

La lección de este ejemplo es que la corbata jamás dejará de estar en desuso en el universo corporativo. Sin embargo, en la era de lo hiper, ahora su porte está sujeto a al contexto y al mensaje (la corbata es “un compromiso no permanente”, dice Zuckerberg). Es decir, la “elegancia” ya no es sinónimo de profesionalismo.

¿Qué es el síndrome de la corbata? y ¿por qué no “está cool” usarlas?

Así como la aniquilación de la jerarquía por cubículos (a favor de las oficinas abiertas), el desuso hegemónico del nudo al cuello viene a relajar las organizaciones escalonadas.

De acuerdo a Vivek Kaul (del diario indio The Economic Times), el síndrome de la corbata es un fenómeno visual en el que una corbata (como signo máximo de “formalidad” en los sectores empresariales) aminora las posibilidades de “rechazo” por altura, color de piel, peso, entre otros factores de discriminación. Según el autor, esta es la razón por la que incluso en climas de calor y humedad extremos (como en India) se viste la prenda en juntas, entrevistas y el día a día laboral.

Según la periodista  Linda Ellerbee, la corbata ya no tiene ninguna utilidad en el actual escenario empresarial, pero es “atractiva” para el occidental promedio (recordar el efecto corbata roja de Barack Obama); además, daña la individualidad, ya que impone un código de vestimenta. Si se da mayor libertad al empleado para elegir su atuendo, será más fácil reconocer su personalidad.

La omisión de la corbata por los CEOs contemporáneos es una alternativa de practicidad y heterogeneidad organizacional entre los miembros de un staff, con imágenes más relajadas y menos exclusivas (solucionando la falta de multiculturalidad denunciada por Kaul)

¿Qué dice la ciencia?

Seguramente recuerdas cuando en 2009, durante la pandemia de influenza AH1N1, la Secretaría de Salud recomendó no usar usar corbatas, porque eran un “reservorio de microorganismos”. ¿Qué tiene eso de cierto?

Según el Department of Emergency Medicine, las corbatas pueden ser un foco para la transmisión de microorganismos que ponen en riesgos a pacientes. En crisis sanitarias, es una de las primeras medidas en centros de trabajo. De hecho, si una persona padece una enfermedad respiratoria, lo recomendable es no portar corbata (o lavarlas con demasiada frecuencia).

Aparte de esto, se encuentra otro “peligro latente”: el síndrome de la corbata ajustada. De acuerdo al British Journal of Ophtalmology, usar corbatas ajustadas y por tiempos prolongados eleva la presión intraocular. Lo anterior desencadena un cuadro de glaucoma y, en casos críticos, ocasiona ceguera.

Sin duda, la corbata es un tema relevante para el oficinista promedio, ya sea como tema corporativo o una cuestión de salud.

¿Con cuánta frecuencia usas corbata en el trabajo? ¿Irías a una entrevista laboral sin ella?

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