Por: Laura Entis, SoyEntrepreneur.com
Generalmente, un estudio psicológico que produce una revolución considerable en la comunidad científica fracasa en conseguir el interés de los medios masivos de comunicación. Pero en marzo pasado, cuando Michal Kosinski, junto con dos co-autores, publicó un estudio en Proceedings of the National Academy of Science que demostraba que a lo que le das “Like” en Facebook puede revelar información extremadamente personal (y válida estadísticamente) sobre ti -en todos los aspectos, desde raza e IQ hasta tu sexualidad- provocó sendas reacciones.
Trabajando con una base de datos superior a los 58,000 Likes de usuarios de Facebook a través de una app llamada myPersonality, Kosinski y compañía desarrollaron una serie de modelos estadísticos que podían predecir tratos de personalidad con gran precisión. El estudio se viralizó, expandiéndose a outlets de medios, incluyendo CNN.
La idea de que nuestros Likes públicos (aquellas páginas de Facebook a las que damos clic casualmente) pudieran exponer tal profundidad personal (inteligencia, sexualidad, extroversión, neurosis, consciencia social) podría resultar perturbador en un principio, pero de acuerdo con Kosinski, es sólo la punta del iceberg informativo. Investigador en la Universidad de Cambridge y consultor en Microsoft, Kosinski está convencido de que los individuos pronto tendrán acceso a perfiles psicológicos extensos y altamente precisos, compilados del mundo online. Habría muchas implicaciones de tener tanta información personal a gran escala; entre ellas, según Kosinski, un cambio en los procedimientos de contratación de las empresas.
El experto insiste en que la obtención rápida y automatizada de datos psicológicos podría revolucionar el reclutamiento, permitiendo que los empleadores evalúen millones de aplicaciones en segundos. “Nuestro modelo”, dice Kosinski, “no se trata de predecir la personalidad a través de los Likes en Facebook –se trata de predecir la personalidad a partir de tu comportamiento. Y este comportamiento puede expresarse fácilmente al investigar en internet, como lo es al realizar cualquier expresión o preferencia off line, como ir a una librería”.
De los perfiles en LinkedIn a los perfiles psicológicos
Conforme pasamos más y más tiempo de nuestras vidas en línea (comprando, comunicándonos y buscando), estamos entregando enormes cantidades de información que investigadores como Kosinski pudieran recolectar, alimentar a un algoritmo y usar para producir un perfil psicológico.
“No existe una magia en términos sobre lo que se está haciendo, porque nuestro modelo sigue las reglas establecidas”, dice Kosinski. “La magia está en la escala en la que podemos hacerlo”. Predice que en unos cuantos años la mayoría de las personas tendrá un perfil psicológico online, al igual que ahora tiene una cuenta en Facebook o LinkedIn.
De hecho, hoy es posible parcialmente. Podemos revisar lo que nuestros Likes en Facebook dicen de nosotros en sitios comp YouAreWhatYouLike.com y ApplyMagicSauce.com. Si entras y ves tu cuenta, ambos sitios realizan automáticamente una prueba de personalidad que califica tu apertura, estabilidad, extroversión y consciencia. Aunque los resultados son primitivos (especialmente porque sólo usan datos de Facebook), Kosinski dice que las empresas podrían desarrollar modelos más sofisticados que dibujen un panorama preciso del perfil psicométrico de los solicitantes que tome en cuenta su comportamiento online.
Por otro lado, las personas que busquen empleo podrán obtener sus perfiles y publicarlos en LinkedIn o en otro sitio de reclutamiento, permitiendo a los empleadores escanear a cientos de solicitantes y encontrar a los candidatos más prometedores para una vacante en segundos. “En lugar de investigar a cientos de personas, los empleadores podrán acercarse a dos o tres finalistas que son adecuados para el puesto y entrevistarlos”, dice Kosinski.
Actualmente, las empresas suelen pedir a los candidatos tomar pruebas psicométricas, típicamente en forma de cuestionarios tradicionales. Pero como el proceso es caro y consume mucho tiempo, se reserva a individuos que aplican a puestos de alto nivel.
Como destaca Kosinski, éste es un grupo auto seleccionador. “Estos solicitantes generalmente se han graduado de una buena universidad y han probado tener éxito en algún lado”, dice. “Estás eligiendo entre los buenos y los extraordinarios”.
Kosinski cree que los las pruebas psicométricas tendrían mayor impacto cuando una empresa está buscando rellenar vacantes de menor importancia. Raramente se usan en este punto, lo que él encuentra poco práctico. En una empresa como Walmart, que tiene cientos de puestos medios, en pocas ocasiones se les pide a los candidatos realizar pruebas de personalidad. Sin embargo, cada puesto requiere habilidades especiales y cualidades psicológicas. Por ejemplo, los cajeros buenos se benefician si son carismáticos.
Teóricamente, la relación es beneficiosa mutuamente: los solicitantes se colocan en puestos que se adecúan a sus personalidades (y, por tanto, serán más felices), mientras que el empleador podrá cubrir vacantes con individuos competentes. El proceso también podría ser visto como más meritocrático a comparación de los métodos tradicionales, que comúnmente favorecen a los bien conectados antes que a los más calificados. Los candidatos prometedores, que de otra manera no serían identificados, pudieran ser elevados a puestos más altos en la empresa, o motivados a regresar a la escuela para obtener capacitación adicional.
Aunque no puede predecir una fecha para cuando esta revolución en el reclutamiento sea realidad, Kosinski está seguro de que será un parteaguas. “Cambiará dramáticamente de un día a otro, que es la característica de la mayoría de las tecnologías transformativas”.
¿Privacidad en línea?
Aunque ésta podría ser una estrategia efectiva de reclutamiento, eleva la pregunta acerca de la discriminación basada en atributos como la personalidad y el coeficiente intelectual. Además, despliega una intrusión al estilo de Big Brother en los aspectos personales.
Kosinski concuerda que cuando se trata de esta cantidad de información personal, existe un peligro de abuso. Por eso, propone que los individuos tengan completo acceso y control de su propia información.
“Nadie estaría de acuerdo con que una empresa tenga el derecho a ver un perfil en Facebook sin su consentimiento, y hacer un perfil psicológico con él”, dice. “Nadie quiere eso. Si alguien quiere usarlo, necesita obtener su permiso. Puedes dar tu permiso, permitiendo que lo usen siempre, pero debes consentirlo antes”.
En el aspecto legal, es necesario diseñar políticas y herramientas para minimizar los riesgos asociados que vienen junto con la información tan personal y extensa. Si se regula propiamente, el experto cree que este sistema empoderará a quienes buscan empleo. Con las pruebas psicométricas tradicionales, los psicólogos corporativos tienen acceso a los resultados antes que tú. “La tecnología permite que los participantes vean su calificación primero, de manera que puedan decidir si desean compartirla o no. Puede sonar como un detalle, pero realmente cambia las reglas del juego”.
Hay cientos de preguntas rodeando a esta idea. Por ejemplo, ¿qué tan “voluntario” será? ¿Los empleadores requerirán que los solicitantes metan sus perfiles para ser considerados para el trabajo? ¿Las personas cambiarán conscientemente su comportamiento online?
Kosinski admite que “obviamente si no revelas tu información, la empresa puede decir: ‘No te contrataremos porque no quieres entregar tu calificación’”, pero mantiene que es importante que los individuos conserven el derecho a decir ‘no’.
La predicción de Kosinski también levanta la cuestión de que los solicitantes de empleo intenten engañar al sistema modificando su comportamiento online para mejorar sus resultados psicométricos. Aunque acepta la posibilidad, duda del impacto: engañar al sistema significaría cambiar completamente tu forma de actuar online. Pero mientras que nuestras vidas on y off line se continúen mezclando, esto esencialmente significaría cambiar drásticamente tu forma de vivir. “Si puedes fingir tener apertura de mente por cinco años, probablemente la tengas”, dice Kosinski.