Baño unisex ¿a favor o en contra?

El baño unisex es uno de los tabús más temidos por el empleado promedio. Sin embargo, ya es una realidad en muchas organizaciones. Las startups y pequeñas industrias lo han acogido. Aunque la razón sea más administrativa y de gestión, la existencia de estos “WC para todos” ha dado la lección de que un equipo de trabajo puede adoptar este tipo de medidas.

De acuerdo al artículo 18 del Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo, el empleador deberá instalar sanitarios para mujeres y hombres, y lavabos limpios y seguros para el servicio de los trabajadores. En efecto “mujeres y hombres” ¿qué sucede con las personas inter o trans género?

El problema de muchas leyes es que presentan lagunas y no cubren las necesidades de las minorías. En 2015, Michael Hughes viralizó el hashtag #WeJustNeedToPee para visibilizar su condición tansgénero en baños heterosexuales (y ¡NO!, “baños trans” no es la solución). A dos años, los sanitarios unisex comienzan a ser una realidad viable.

Si deseas implementarlos, debes conocer y cumplir la demanda de tu equipo de trabajo. De acuerdo al Health and Safety Executive del Reino Unido, el número de baños está determinado por tu plantilla laboral, según la siguiente tabla (sin olvidar que por cada 4 cubículos, debe existir uno para personas con discapacidad):

Número de personas

Número de baños

Número de lavabos

1-5

1

1

6-25

2

2

26-50

3

3

51-75

4

4

76-100

5

5

La principal razón es la inclusión de (todas) las personas transgénero, porque los “sanitarios binarios” son uno de los principales factores de mobbing.

American Express, IBM y otras gay friendly son las principales transnacionales en colocar sanitarios de “género neutro” (all gender) en Estados Unidos y México (como apoyo a la comunidad LGBT). En la mayoría de estos casos, implementarlos o no depende de la propiedad de las instalaciones (ya sean propias o rentadas).  

Esto implicaría practicidad en muchas interacciones sociales. Por ejemplo, un padre de familia podría acompañar a su hija pequeña al sanitario, sin complicaciones de exclusión. De aquí, la necesidad de hacer espacios públicos “libres de violencia” y no “sólo para mujeres” (ya que lo segundo fomenta la segregación, porque ¿qué diferencia a una mujer de quién no lo es?).

Los costos de mantenimiento serían menores y el control de las instalaciones mayor. Además, reducen los tiempos de limpieza y los accesorios requeridos. Contrarío a lo que se piensa, estos sanitarios no aumentan los casos de acoso.

Pensar en la privacidad de tus empleados es algo necesario en cualquier instalación sanitaria (no sólo las unisex). Por ejemplo, una persona con Síndrome de Vejiga Tímida lo es en cualquier tipo de baño. La sensación de privacidad es un reto para los unisex y cualquier cubículo sanitario.

¿Qué sucede con los mingitorios?

Los problemas relacionados a los baños unisex se resuelven a partir de un buen diseño. Existen dos soluciones: eliminar los mingitorios o crear un apartado especial. La primera es un gran error, ya que los orinales agilizan los tiempos de uso.

Una solución son las pantallas de protección. Un all gender no implica menos privacidad que la división por géneros. Además, el punto en este factor es la individualidad. Es evidente que deberá existir un mayor hermetismo por cubículo.

Lo sabemos, las nuevas rutinas son muy difíciles en cualquier ambiente; pero una oficina (donde existen normas reguladas) es el mejor lugar para implementar el cambio.

¿Cuéntanos qué te parece la idea de tener baños unisex en tu trabajo? Coméntanos en redes sociales.