Descubre las ventajas y desventajas de los uniformes

Los uniformes laborales son una realidad normativa en un gran número de corporativos. Es un elemento tan importante para las marcas, que en ocasiones es más distintivo que el propio logo. ¿Cuántas veces has visto una camiseta polo roja o una corbata azul y las asociaste a una compañía?

Para ejemplificar, existen varios casos. A mediados de este año, una empresa de comida rápida cambió el emblemático uniforme de sus trabajadores. El problema fue que los usuarios en redes sociales comenzaron a vincularlo a los vestuarios de Rogue One, The Hunger Games y el institucional de Corea del Norte.

Otro ejemplo. En Huffington Post se cuenta que en algún momento, Steve Jobs propuso uniformar a sus empleados (inspirado por una visita a la sede japonesa de Sony), obteniendo el rechazo unánime de sus trabajadores. En respuesta, él adoptó su clásico atuendo con cuello de tortuga negro.

El debate sobre el porte o no de uniformes no se debe al “uso” sino a la falta de actualización y cuidado de sus características. Vestir a trabajadores con diseños homogéneos es arriesgarse a “aniquilar” la seriedad de tu imagen corporativa. Un empleado “mal uniformado” es igual de informal que uno en jeans.

Los uniformes tienen dos objetivos principales: distinción de la marca por los consumidores (como estrategia de marketing) y el control del dress code de los empleados. Una de las ventajas más comunes es la ayuda económica al trabajador (quien ya no tendrá que desgastar su guardarropa personal para laborar).  

Si tu empresa planea comenzar con un dress code uniforme o próximamente modificará el actual guardarropa corporativo, te damos algunos tips a partir de las ventajas y desventajas:

  • EL GRAN ERROR de la talla y estilo únicos. La imagen profesional no se compone de un traje y zapatos de vestir, va más allá. Depende de las características anatómicas y de personalidad de cada individuo. A pesar de que el fin sea la homogeneidad, no puedes evitar que el trabajador proyecte su personalidad. No encargues a los proveedores sólo un diseño sino varios.
  • Cambiar (al menos) una pieza del uniforme por año. Actualizar no implica renovar al 100% el atuendo (eso puede ser demasiado agresivo, tanto para el empleado como para el cliente). Un cambio progresivo evitará situaciones de crisis publicitaria.

  • Cuidar que las características del outfit no sean motivo de problemas mediáticos (como el descrito al inicio). Ésto implica contratar a proveedores profesionales que realicen estudios de mercado.
  • Piensa en la comodidad de tus empleados. La productividad depende del grado de confort que ellos experimentan. Practicidad es la clave, principalmente en tres aspectos: tipos de telas, adaptabilidad a los cambios de temperatura, diseño cómodo y seguridad (en labores de riesgo). Además, debes llegar a un consenso con tus empleados para elegir la mejor opción.
  • Sólo emplea uniformes en caso de necesitarlos. Una startup puede prescindir del formalismo. Como en el caso de Steve Jobs, los mismo empleados podrían negarse rotundamente. No todos los ambientes laborales son aptos para implementar la uniformidad.

¿En tu empresa visten uniformes? ¿te gustaría cambiarlos?