¿Puedo organizar una huelga? ¡SÍ, es un derecho! #díadeltrabajo

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¿Sabías qué? Una huelga masiva fue el origen de la conmemoración del 1 de mayo. Con ese dato, no resulta tan paradójico que en el día del trabajo “los trabajadores no trabajen”.

Una huelga es la suspensión temporal del trabajo llevada a cabo por una coalición de trabajadores para lograr un acuerdo con sus empleadores.

La principal condición es que los huelguistas representen más del 50% del total de trabajadores y que pertenezcan a un mismo colectivo, sindicalizado o por gremios (transportistas, obreros, periodistas, intendentes, etc.).

No obstante, también “puede” tratarse de algún sector social de la organización, como mujeres o personas de la tercera edad.

La huelga es un derecho de todas las personas que laboren para una empresa o institución y sólo se limitará a la suspensión de actividades (si se violenta al personal o inmueble, se convierte en ilegal).

Según la Ley Federal del Trabajo, la suspensión de labores es justificada por las siguientes razones:

  • Apoyar a huelguistas por los siguientes motivos.
  • Solicitud de salario justo (de acuerdo al “capital” y producción de la organización).
  • Exigir el cumplimiente de cláusulas legales del contraro.
  • Pedir el pago de utilidades de acuerdo a la ley.
  • Exigir la celebración y revisión de un nuevo contrato (colectivo o individuales), al caducar el anterior.

La huelga finaliza con alguno de estos tres escenarios: cuando los huelguistas lleguen a un acuerdo, el patrón acepte las peticiones exigidas o mediante arbitraje.

Lo más importante del respaldo legal de la huelga es que no se puede despedir a un empleado huelguista hasta que se resuelva el conflicto (ni siquiera cuando una minoría desee volver a trabajar).

¿Por qué son importantes las huelgas en la actualidad?

Si bien son muy pocos los casos de huelgas mexicanas (en el estricto sentido de la ley), el término es hoy un recurso de reacción social para exigir cambios legales.

Eventos históricos como la Revuelta de Haymarket en 1886 (que dio origen al Día del Trabajo) han convertido discursos laborales en grandes transformaciones sociales.

 

Desde Europa hasta América, las huelgas pueden transformar a toda una industria. Pongamos un ejemplo. Entre 2007 y 2008 en Hollywood no se hablaba de otra cosa que no fuera la huelga de guionistas.

El origen fueron las exigencias del WGAW y el WGAE (sindicatos que agrupan a más de 12 mil escritores) para obtener mayores porcentajes de la distribución cinematográfica (sólo recibían 5 centavos por cada dvd vendido o reproducción por streaming).

La presión sindical fue tan fuerte que desencadenó la cancelación de la entrega de los Globos de Oro y recrudeció las políticas en las nomenclaturas de créditos en las películas.

Un “screenplay by” o “&” mal acreditado podría significar el inicio de una disputa legal por millones de dólares.

En países europeos son comunes las huelgas en las grandes transnacionales. En  España, más de 300 empleados de H&M (una de las principales marcas de ropa) comenzaron una suspensión de labores para exigir mejoras en el contrato colectivo.

Paralelamente, en marzo, trabajadores de Amazon en Madrid organizaron una huelga de 24 horas para unificar las condiciones salariales en el país.

¿Enseñanza de estos ejemplos? La huelga es una alternativa vigente y necesaria para transformar los derechos laborales de todo un colectivo. En la actualidad, las protesta requieren de otro elemento para alcanzar un óptimo nivel de contagio: la mediatización.

El social media y restantes recursos digitales ayudan a potencializar los efectos de un movimiento, más allá de los estipulado en las leyes. Conmemorar el Día del Trabajo (y recordar a los 8 mártires de Chicago) es un pequeño recordatorio de que antes de una reforma, la unión incondicional entre trabajadores es suficiente para modificar la “realidad” laboral de un país.

¿Alguna vez has pensado en impulsar algún cambio salarial en tu trabajo?