Despiertas por la mañana y una taza de café… llegas al trabajo y otra taza de café y no sólo eso, esperas con ansias que ya sea la hora del café. Hora de la comida, y una taza más; trabajas desde casa, y… ¿por qué no? Para terminar el día, otra taza de café.
Si eres de los que que no puedes comenzar tu día hasta que este líquido no entra en tu sistema, realmente perteneces a mi grupo, ¡los que amamos el café!
No por nada -después del agua- el café es la segunda bebida más ingerida en el mundo entero. Y por si fuera poco, también es el producto más comercializado después del petróleo. ¿Lo sabías?
Nos pasamos escuchando a la gente decir: “Sin mi café, me voy a estar durmiendo todo el día” o “me urge un café para poder trabajar y aguantar la desvelada”.
Quizá lo que no sabías es que existen horarios óptimos para beber esa deliciosa taza que nos activa tal como deseamos: entre 9 a.m. y 12 p.m., después de tu hora de comida y hasta las 17:30 p.m. aproximadamente.
Esto se debe a la presencia del cortisol en nuestro cuerpo. Cuando los picos de esta hormona disminuyen, es el momento en que una taza de café puede activarnos como nada.
A la fecha, se siguen haciendo estudios sobre los beneficios que el café ofrece a nuestra salud, que por cierto son muchísimo más numerosos que los perjuicios en su contra.
¿Sabías qué?
El café aumenta la productividad tanto en el trabajo como en la vida diaria, estimula la capacidad de concentración; es buenísimo para esos días en que te toca hacer una presentación y tu concentración está ¡por los suelos!
Esta popular bebida disminuye el estrés, previene enfermedades neurodegenerativas, diabetes y algunos tipos de cáncer, nos mantiene alerta, combate la depresión y ayuda a quemar grasas, entre tantos beneficios más.
Sin embargo, mientras las investigaciones continúan, lo que a muchos nos pasa es que -si eres un verdadero amante del café- no puedes resistirte a sólo tomar una taza. A muchos incluso, no les gusta ni siquiera iniciar una conversación sin esa bebida.
Algunos estudios revelan que las pequeñas pausas en la oficina para tomar un café pueden prevenir condiciones laborales que afectan a la salud, como la tensión y el estrés laboral. Los expertos señalan que además en lo social, promueve la convivencia, integración y hasta la ¡solución de conflictos!
Es por ello, que es tan conveniente que “la hora del café” no esté desconectada de tu jornada laboral.
Y si a todo esto le sumas, que hasta puedes reutilizar los desechos del café, (como se muestra en el video) esto resulta… ¡más que genial!
Mezclándolo con aceite de coco, tienes listo un extraordinario exfoliante facial. Los granos usados también te sirven para limpiar tus trastes, lo tallas muy bien con una fibra, enjuagas y ¡listo!
Y qué tal cuando tu refrigerador no huele bien, el desecho de café, mezclado con algunos granos no usados, es genial para absorber esos malos olores.
Y por último, puedes utilizarlo también como fertilizante para tus plantas, poniendo una capa delgada de café sobre la tierra. Tu planta lucirá radiante después de algunas semanas.
Sea cual sea la forma, el uso y modo de preparar tu café, siempre hay un buen pretexto, motivo y decisión… para disfrutarlo.