3 señales de que tienes un mal jefe

Un mal jefe no siempre es el que te grita, insulta o te humilla, ¡también puede ser uno que te ignora y no te deja crecer! Conoce las 3 señales de que tienes un mal jefe.

A veces no resultan tan obvias, pero las señales de que tu jefe es ineficiente pueden estar ahí sin darte cuenta. Piensa un poco: un jefe debe darte las herramientas para que te desarrolles y mejores cada día.
Estas son las señales de que tienes un mal jefe
 

1.- Nunca te da retroalimentación

Tu jefe te da órdenes, te puede dar las gracias e incluso decirte “bien hecho”; pero nunca te ha dicho cómo mejorar, tus áreas de oportunidad ni críticas constructivas, lo cual podría ayudarte a crecer dentro de la empresa.
¿Qué hacer? Pídeselo directamente y sin miedo. Dile algo como “Gracias por decirme que lo hago bien pero me gustaría saber cómo mejorar y perfeccionar mi trabajo. Agradecería retroalimentación constante de tu parte para saber en qué enfocarme”.
 

2.- No reconoce tu potencial

Has realizado las mismas actividades durante años, lo haces bien y tu jefe lo sabe; sin embargo, no has tenido nuevos retos, proyectos ni tareas que demuestren que tienes mayor potencial. Estás estancado y tu jefe no hace nada por sacarte de ahí.
¿Qué hacer? Expresa tus deseos por asumir nuevas responsabilidades, demuestra tu interés en nuevos proyectos o saca tus ideas que le den un plus a tus actividades.
 

3.- No tiene idea de lo que haces

Tu superior te ve trabajando pero no sabe exactamente en qué; asume que cumples con tus actividades, con tu jornada laboral, entregas de reportes, etc. ¿Sabe de las horas extra que haces? ¿Sabe que no has tomado vacaciones? ¿Está consciente del plus que puedes darle a la empresa?
Si tu respuesta es “no” es porque tu jefe no tiene idea de tu trabajo, lo cual no puede llevar a nada bueno.
¿Qué hacer? De nuevo, hablar directamente con él o ella. Dile que te sientes ignorado y que tu trabajo no es tomado en cuenta.
 

La buena noticia es que todas estas situaciones pueden resolverse con una honesta conversación ¡no tengas miedo!